MANIFIESTO JURISTAS CONTRA LA REFORMA LABORAL 2012
En estos últimos tiempos, en nombre de la crisis económica mundial estamos asistiendo a políticas de ajuste económico y reformas laborales. La última, una vez más, elaborada mediante el Decreto Ley 3/2012, de 10 de febrero, es la más agresiva que desde la aprobación del Estatuto de los Trabajadores se haya visto jamás.
En estos últimos tiempos, en nombre de la crisis económica mundial estamos asistiendo a políticas de ajuste económico y reformas laborales. La última, una vez más, elaborada mediante el Decreto Ley 3/2012, de 10 de febrero, es la más agresiva que desde la aprobación del Estatuto de los Trabajadores se haya visto jamás.
Estamos
ante una reforma laboral que rompe con los equilibrios que se han ido construyendo
entre la clase trabajadora y la empresa; una reforma que desprotege
absolutamente la parte más débil de la relación laboral y que, lejos de pretender
el crecimiento económico y la creación de empleo, confiere más libertad a la empresa
e incrementa el poder discrecional de la misma, y legisla para los mercados y
no para las personas trabajadoras.
Los
firmantes de este manifiesto, personas vinculadas desde varios ámbitos
profesionales al derecho del trabajo, nos oponemos totalmente y absolutamente a
las medidas aprobadas por el Gobierno español y a las graves modificaciones
operadas en la Ley del Estatuto de los Trabajadores. Nos oponemos a ello, porque
consideramos esta reforma como una grave agresión a los derechos de los trabajadores
y trabajadoras y como una involución en los propios fundamentos del derecho del
trabajo, ya que rompe el principio constitucional de igualdad ante la ley, porque
no garantiza una igualdad real de las partes en el contrato de trabajo y desprotege
la parte más débil de la relación laboral.
La
reforma supone una política que desnaturaliza la médula del derecho laboral, ya
que desregula los pilares de las relaciones jurídico-laborales en materias fundamentales;
introduce el despido libre y gratuito; otorga un poder absoluto al empresario
sobre las condiciones de trabajo en materias como la jornada de trabajo, el horario
y su distribución, la remuneración y la cuantía salarial; rompe el derecho
constitucional a la negociación colectiva, porque se facilita al empresario su
incumplimiento, y limita el poder judicial en materias como los expedientes de
regulación de empleo, la modificación sustancial de las condiciones laborales, los
traslados geográficos, la distribución de la jornada e, incluso, la estabilidad
en el empleo.
Esta
reforma se construye bajo la falta absoluta de respeto a los derechos de los
trabajadores y trabajadoras, con el fomento del miedo de reclamar y castiga
duramente el papel de los sindicatos y, por extensión, de la lucha obrera. Poco
respeto por parte de este Gobierno, que se ha permitido borrar de la historia los
sacrificios de muchos trabajadores y trabajadoras, organizados sindicalmente, para
conseguir unas relaciones laborales justas, democráticas y más equilibradas. No
caigamos en trampas. No nos engañemos creyendo que esta modificación tan
profunda del derecho del trabajo se ha gestado en un laboratorio, lleno de
científicos expertos para encontrar el camino para crear empleo y salir de la
crisis. Esta reforma está simplemente vacía de contenidos sobre los derechos de
los trabajadores y trabajadoras. Es una reforma simplista que ha aprovechado de
manera osada y desproporcionada los momentos críticos por los que atravesamos para
borrar obligaciones empresariales y derechos de los trabajadores y trabajadoras.
En definitiva, una reforma que, lejos de estar a la altura de un estado ético, social
y democrático de derecho, desregula todo aquello que durante décadas entre todos
los agentes habíamos ido regulando.
Y
si desregular quiere decir falta de regulación legal, la consecuencia es el
desequilibrio. Hay desequilibrio cuando aunque el despido pueda llegar a ser
improcedente, el empresario ya no tiene que abonar los salarios de tramitación;
cuando un expediente de regulación de empleo no tiene que tener la autorización
administrativa; cuando por la caída de ventas durante tres trimestres se puede despedir
por razones objetivas; cuando se puede hacer una modificación sustancial de las
condiciones de trabajo sin acreditar que con esta medida la empresa se situará
en una posición más competitiva en el mercado; cuando se inventa un nuevo
contrato, eufemísticamente llamado para
emprendedores (empresas de menos de 50 trabajadores y trabajadoras), que se
califica de indefinido y tiene un año de periodo de prueba. Asimismo, se crea más
desequilibrio cuando las empresas con dificultades (ni tan sólo se dice con “graves”
dificultades) se pueden descolgar del salario pactado en el convenio y cuando se
borra la ultraactividad de los convenios colectivos.
Una
reforma que nuevamente se adopta a través del Real Decreto Ley, sin negociación
previa con los agentes sociales, y que se utiliza para atacar la esencia misma del
derecho del trabajo, y la desposee del carácter tuitivo y compensador del
desequilibrio entre las partes en el marco de las relaciones laborales.
Tal
como se ha dicho, limita las facultades del juez para valorar la razonabilidad
en las extinciones por causas económicas, técnicas, organizativas o productivas,
ya que elimina los elementos de causalidad finalista, limita la tutela judicial
ante los despidos, agravada por la supresión de la autorización administrativa
en los despidos colectivos.
Por
todo lo que se ha manifestado anteriormente, es una reforma que presenta, a nuestro
entender, problemas de inconstitucionalidad que atentan contra el derecho a la igualdad
(art. 14 de la Constitución Española), a la tutela judicial efectiva (art. 24 de
la Constitución Española), y es contraria al derecho constitucional al trabajo
consagrado en el artículo 35 de la Constitución Española.
Es
una reforma que no servirá para crear empleo estable, ni cambiará la actual
dualidad del mercado de trabajo, sino que introducirá el desequilibrio entre las
partes de la relación laboral y pondrá en peligro los valores constitucionales
del derecho del trabajo. Una reforma que, al lado de los injustos recortes
económicos, con toda seguridad generará o bien resignación y sumisión, o bien
más indignación y violencia.
Barcelona, marzo de 2012
OOOLÉ
ResponEliminaSE PUEDE DECIR MAS ALTO, PERO NO MAS CLARO.
TENEMOS QUE REVELARNOS ANTE UNA REFORMA QUE NOS OTORGA A LOS DELEGADOS Y SINDICALISTAS LA FIGURA DE "INVITADO DE PIEDRA A LA ORGIA DEL SOMETIMIENTO Y DESPIDO DE TODA LA CLASE OBRERA".
SI NO RESPONDEMOS EN LA CALLE A ESTE BOMBARDEO FASCISTA, ACABARAN DANDONOS EL TIRO DE GRACIA EN LOS CENTROS DE TRABAJO CUANDO LA APLIQUEN DE FORMA GENERALIZADA.
NUESTROS ANTECESORES PELEARON LO QUE TENEMOS CON "TODAS LAS ARTES VALIDAS", ESPEREMOS QUE NO TENGAMOS QUE LLEGAR AHÍ. TENDRÍAMOS QUE ESTAR MAS INDIGNADOS QUE ELLOS, NUESTROS HIJOS NOS ESTAN MIRANDO.
SALUD Y LUCHA